Sus oídos tan agudos que podían oir la caída de una aguja a 10 kilómetros.
Y eran capaces de atisbar al enemigo en la oscuridad más insoldable a más de un kilómetro.
Vivientes como un rayo pero firmes como los árboles.
Ocultos a los hombres al igual que el viento,
Y al igual que el viento.... vivos. El nombre de aquel clan era, el clan Fuma
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